domingo, 22 de mayo de 2011

NUTRICIÓN Y ESTRÉS

El estrés es una reacción natural del ser humano ante el cambio, que lo pone en alerta para actuar en forma resolutiva ante las exigencias de la vida cotidiana Sin embargo, un exceso de éste merma la actividad del individuo, lo sumerge en una cadena de hábitos y circunstancias que afectan su salud y muchas veces pasamos por alto aquello por lo que quizá deberíamos empezar: la alimentación. Una persona experimenta alto nivel de estrés, la alimentación es una de las actividades que desatiende más; su ingesta de alimentos es insuficiente o desproporcionada en carbohidratos, lípidos y proteínas, e incrementa el consumo de comida chatarra.

Expuso que a la mala alimentación suelen sumarse otros factores, considerados de riesgo para padecer alto nivel de malnutrición, entre ellos el tabaquismo y el consumo de alcohol. Todo ello, crea un círculo vicioso que afecta la adecuada nutrición de las personas y el nivel de las defensas en el cuerpo, al grado de ocasionar enfermedades temporales, e incluso con el tiempo desarrollar crónicas. No se conocen todos los efectos del estrés en las necesidades nutricionales, pero se sabe que bajo estas circunstancias, el metabolismo del organismo puede estar sometido a gran presión. Este estado puede tener repercusiones en el sistema inmunitario; disminuyen nuestras defensas y somos más vulnerables a contraer infecciones o enfermedades.

Uno de los síntomas del estrés, es que produce una continua necesidad de azúcar, algo dulce, algo para gratificar y complacer al cerebro, pero el alto consumo de azucares y dulces contribuiría al riesgo de Obesidad. Por otro lado, tomar una taza de café, actúa como estimulante del sistema nervioso cuando nos sentimos cansados o con sueño, pero la cafeína podría incrementar aún más el estrés luego de su efecto a corto plazo. Cuando los niveles de adrenalina se elevan durante largos periodos de estrés, se requiere una mayor cantidad de vitamina C para producir adrenalina. El hombre sólo puede obtener este vitamina C a través de la dieta. Si no se logra alcanzar los requerimientos de esta vitamina, el organismo, y en especial el sistema inmunitario, puede sufrir una deficiencia de dicha sustancia. Cuando nos exponemos a largos periodos de estrés es conveniente reforzar el sistema inmunitario tomando grandes cantidades de alimentos ricos en beta-caroteno (precursor de la vitaminacomo zanahorias, verduras de color verde oscuro y frutas de color amarillo y naranja.

   El consumo regular de las vitaminas C y A, junto al de ácido fólico y zinc, es vital para el funcionamiento adecuado del sistema inmunitario. El ácido fólico se encuentra en las vainitas, las espinacas y otras verduras de hoja verde, mientras que los alimentos ricos en zinc son la carne de cangrejo, el germen de trigo, el hígado, las semillas de calabaza y la carne roja magra.
   Las necesidades proteicas del organismo también pueden aumentar en situaciones de estrés permanente. En tales circunstancias, es especialmente importante incluir en nuestra dieta pescado, pollo, pavo, carne roja magra, huevos, leche descremada. Una dieta pobre en proteínas puede reducir de forma considerable las defensas inmunitarias y la capacidad de combatir las infecciones. Se debe destacar, además de las proteínas, que el pescado es una fuente rica en ácidos grasos omega 3, responsables del bue funcionamiento del sistema nervioso.

El chocolate, este alimento ayuda a la producción de serotonina lo cual significa un efecto calmante y relajante sobre el cerebro. Un régimen que ayude a controlar el estrés consiste en:
  •       Una alimentación sana y equilibrada en la que se seleccionan los alimentos adecuados.
  •             El ejercicio regular es también importante ya que estimula la producción de endorfinas, sustancias naturales que hacen que estemos de buen humor y mejora la forma física.
      Dormir y descansar. El número mínimo de horas que necesita el cuerpo para reponerse y retomar su actividad en buenas condiciones, es de 8 h. Hay que tener en cuenta que tanto el dormir poco como el dormir mucho, no es bueno para el cuerpo

martes, 12 de abril de 2011

OPTIMISMO: UN RECURSO TERAPÉUTICO

En nuestra sociedad, es cada vez más frecuente observar cómo muchas personas que a pesar de tener habilidades para desarrollarse y deseos de un futuro prometedor, se encuentran estancados en una vida de tristeza, amargura y desinterés. Tanto varones como mujeres, muchas veces centrados en las dificultades o problemas, no reconocen sus capacidades y se limitan a sentir apatía, desesperación o depresión frente a las adversidades. Esta lamentable realidad podría deberse entre otras cosas, a la falta de optimismo, es decir, a la falta de ese recurso psicológico que facilita la creación de estrategias de acción para afrontar la realidad teniendo en cuenta todas las alternativas disponibles; y que hace que las personas no nieguen la existencia de obstáculos, ni se paralicen frente al fracaso, sino por el contrario sean luchadoras, perseverantes y exitosas en lo que realizan, volviéndose constructores activos de su propio destino.
 
En los últimos años el optimismo se ha convertido en un valioso recurso terapéutico y también en un poderoso medio para transformar la vida cotidiana en algo plenamente satisfactorio y con sentido, ya que contrarresta la depresión post parto, amortigua los efectos del estrés, desarrolla un mejor funcionamiento inmunológico, previene enfermedades, orienta a las personas hacia el crecimiento personal, fomenta la búsqueda de apoyo, permite conservar profundas amistades, mantener serias relaciones amorosas y protege la autoestima. El optimismo es una actitud no tan sencilla de mantener, pero hay maneras de cultivarlo y disfrutar la vida. Para ser una persona positiva, hay que aprender a:
 
☺ Despertar con pensamientos positivos: piensa que es un día nuevo y una nueva oportunidad de ser feliz.
☺ Estar preparados cuando los problemas o adversidades vengan, en lugar de soñar con la ausencia de estos.
☺ Hacer una lista de objetivos reales y seguirlos con perseverancia y esfuerzo, ya que los acontecimientos positivos guardan relación con la constancia y dedicación personal.
☺ Tratar de sonreír con frecuencia: Una sonrisa y un tono de voz amigable hace que el entorno se alegre. No compararse con los demás, es difícil tratar siempre de ser el mejor, por ello: relájate y disfruta.
☺ Distingue entre culpa y responsabilidad, no todo se debe a uno mismo, hay que tomar en cuenta que la otra persona puede estar pasando por un mal momento.
 
Sin embargo, a pesar del importante lugar que ocupa en algunos dominios de la vida, el optimismo y solamente el optimismo no puede remediar la depresión, el fracaso y la mala salud, no es un remedio “mágico”; sino que se necesita un equilibrio entre optimismo y pesimismo, ya que este último en formas leves refuerza nuestro sentido de la realidad y nos permite actuar con exactitud y precisión, así como comparar costos y beneficios para no tomar decisiones apresuradas.