martes, 12 de abril de 2011

OPTIMISMO: UN RECURSO TERAPÉUTICO

En nuestra sociedad, es cada vez más frecuente observar cómo muchas personas que a pesar de tener habilidades para desarrollarse y deseos de un futuro prometedor, se encuentran estancados en una vida de tristeza, amargura y desinterés. Tanto varones como mujeres, muchas veces centrados en las dificultades o problemas, no reconocen sus capacidades y se limitan a sentir apatía, desesperación o depresión frente a las adversidades. Esta lamentable realidad podría deberse entre otras cosas, a la falta de optimismo, es decir, a la falta de ese recurso psicológico que facilita la creación de estrategias de acción para afrontar la realidad teniendo en cuenta todas las alternativas disponibles; y que hace que las personas no nieguen la existencia de obstáculos, ni se paralicen frente al fracaso, sino por el contrario sean luchadoras, perseverantes y exitosas en lo que realizan, volviéndose constructores activos de su propio destino.
 
En los últimos años el optimismo se ha convertido en un valioso recurso terapéutico y también en un poderoso medio para transformar la vida cotidiana en algo plenamente satisfactorio y con sentido, ya que contrarresta la depresión post parto, amortigua los efectos del estrés, desarrolla un mejor funcionamiento inmunológico, previene enfermedades, orienta a las personas hacia el crecimiento personal, fomenta la búsqueda de apoyo, permite conservar profundas amistades, mantener serias relaciones amorosas y protege la autoestima. El optimismo es una actitud no tan sencilla de mantener, pero hay maneras de cultivarlo y disfrutar la vida. Para ser una persona positiva, hay que aprender a:
 
☺ Despertar con pensamientos positivos: piensa que es un día nuevo y una nueva oportunidad de ser feliz.
☺ Estar preparados cuando los problemas o adversidades vengan, en lugar de soñar con la ausencia de estos.
☺ Hacer una lista de objetivos reales y seguirlos con perseverancia y esfuerzo, ya que los acontecimientos positivos guardan relación con la constancia y dedicación personal.
☺ Tratar de sonreír con frecuencia: Una sonrisa y un tono de voz amigable hace que el entorno se alegre. No compararse con los demás, es difícil tratar siempre de ser el mejor, por ello: relájate y disfruta.
☺ Distingue entre culpa y responsabilidad, no todo se debe a uno mismo, hay que tomar en cuenta que la otra persona puede estar pasando por un mal momento.
 
Sin embargo, a pesar del importante lugar que ocupa en algunos dominios de la vida, el optimismo y solamente el optimismo no puede remediar la depresión, el fracaso y la mala salud, no es un remedio “mágico”; sino que se necesita un equilibrio entre optimismo y pesimismo, ya que este último en formas leves refuerza nuestro sentido de la realidad y nos permite actuar con exactitud y precisión, así como comparar costos y beneficios para no tomar decisiones apresuradas.