martes, 7 de diciembre de 2010

REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA

IDENTIFICANDO Y SUPERANDO MIS CREENCIAS ERRONEAS


Albert Ellis, quien trabajó mucho este tema de la reestructuración de los pensamientos, se basó en la teoría de los valores humanos de Epíteto cuyos principios básicos recogió y elaboró según sigue:

1º Toda persona tiene metas y propósitos. Los más importantes y básicos son:
  • Intentar permanecer vivo
  • Conseguir el mayor bienestar y el menor dolor posible.
2º Toda persona tiene creencias.

·         Creencias Racionales: las que le permiten conseguir sus principios básicos expuestos en forma de deseos, gustos o preferencias y  son los que le hacen sentirse bien
·         Creencias Irracionales: Los que impiden lograr las metas y los propósitos expuestos en formas absolutas, rígidas e inflexibles, son las llamadas “obligaciones” y “deberías” que son sentidas como imposiciones.

3º Todo ser humano tiende a polarizar las creencias en forma negativa.

4º Toda persona tiene poder de elección y el potencial para desarrollar esa habilidad.

5º Toda persona es responsable de lo que dice y piensa.

Los Virus mentales  son los mensajes que nos repetimos continuamente, que nos infravaloran, destruyendo las capacidades y empobreciendo las emociones.
Meta del virus: destruir todo lo que huela a felicidad, bienestar y satisfacción

En contraposición del famoso refrán nosotros proponemos:

1.   “Piensa bien y acertarás” empezando por ver lo positivo de cada cosa, persona, etc... y lo mejor de ti.
2.   “Hay tanto de bueno en el peor, como de malo en el mejor” que es inútil   condenar a nadie.

  “No podemos evitar que los pájaros de pensamientos negatiovs vuelen sobre nuestras cabezas, pero si podemos impedir que hagan su nido en ella”.

 Diez etiquetas que nos ayudaran a detectar los virus mentales:

1.   Todo o nada.-  Raíz del perfeccionismo (o soy perfecta o soy un desastre).
2.   Generalización excesiva: “Todos los hombres son iguales”
3.   Filtro mental: Elegimos un detalle negativo y focalizamos sobre él nuestra atención.
4.   Descalificación de las cosas positivas.
5.   Conclusiones apresuradas
6.   El error del adivino
7.   Lectura del pensamiento
8.   Magnificación de lo negativo y minimización de lo positivo
9.   Razonamiento emocional: “lo siento....es verdad”
10.  Pensamientos distorsionados  “Deberías” provocados por sentimientos de culpa.

1.   Etiquetación: No distinguiendo quien soy yo de mis conductas. “no permiten hacer lo que queremos”
2.   Personalización: Personaliza todo lo que ocurre alrededor

 Para eliminar los virus  de los pensamientos distorsionados:


  •       Detectar los pensamientos que nos afectan
  •       Sacarlos a la luz y confrontarlos 

Los  virus mentales se reúnen en tres  tipos:

1º Pensamientos catastrofistas: que nos impiden tomar decisiones y la forma de identificarlos son: ¿qué pasará? ¿y si no......?, No lo soporto..., Es horrible...

2º Pensamiento absolutista: enturbia la relación con los demás e impide ver la realidad,  se juzga, juzgando y se identifica por frases como: yo ten
go..., tenéis..., yo debería...., deberíais.....,

3º Racionalización: minimiza las cosas para no conectar con el mundo emocional. Es el más difícil de quitar porque es el más cómodo.

  Las creencias irracionales son proposiciones que considero verdaderas aunque a nivel conductual las niegue.


jueves, 4 de noviembre de 2010

REESTRUCTURANDO PARADIGMAS

“Es más fácil desintegrar un átomo que un pre-concepto” -Albert Einstein.
 
Esta es una pregunta que muchas personas se han hecho alguna vez en la vida, comienzan a cuestionarse si podría hacerlo de otra manera y surge lo que se llama “paradigma”. Quizás para muchos es un término nuevo, más sin embargo vivimos con muchos paradigmas.
 
Un paradigma es un modo de ver la realidad, que nos sirve de marco o modelo de referencia. Stephen Covey en su libro de Los 7 Hábitos dice que: “El modo en que vemos las cosas (paradigmas) es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos. Todos pensamos que vemos las cosas como son, que somos objetivos, pero no es así. Vemos el mundo no como es, sino como somos nosotros”. Es decir que veo el mundo de acuerdo a como soy, o de acuerdo a lo que yo piense de mi. ¿Qué pienso de mí? ¿Pienso que soy un ganador en la vida o un perdedor? De acuerdo a lo que yo piense de esa manera voy a actuar.

Tenemos muchos paradigmas, inclusive hasta para relacionarnos con Dios, que no nos permiten alcanzar nuestro potencial y mucho menos disfrutar la vida a plenitud.
 
Hace siglos se pensaba que la Tierra era el centro del universo, que todo giraba alrededor de la tierra, luego se descubrió que era al contrario, que giraba alrededor del sol. Un paradigma que se rompió era que para ser salvo había que ser bueno, y Jesús quien es un excelente maestro rompe el paradigma y le dice al ladrón que estaba a su izquierda que hoy estaría en el paraíso. Para ser salvo sólo hay que creer en Jesús quien es el camino, la verdad y la vida!

¿Cuáles son los paradigmas que tienes acerca de ti?
 
Algunos de los más comunes son: “No puedo cambiar”, “No puedo lograrlo”, “Funciona para otros, pero para mí no”, “Soy torpe”, “Soy un fracasado”…

Hoy es un buen día para romper con los paradigmas que hay en tu vida. Tú puedes elegir cambiar hoy y comenzar de nuevo a vivir.
 
Hay una reflexión que muchos conocen y es la de los cinco monos, que ilustra muy bien esto acerca de los paradigmas.

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros le golpeaban, hasta que llegó un momento en que ningún mono subía la escalera a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos, y lo primero que hizo el nuevo individuo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le propinaron una gran paliza. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera, aunque nunca supo el por qué de tales palizas. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, lo volvieron a golpear. El cuarto y finalmente el quinto de los veteranos fueron sustituidos. Los científicos quedaron entonces con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
 
Si les preguntásemos a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentaba subir la escalera, con seguridad la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así.” Quizás te has dado cuenta que si sigues haciendo las cosas de la misma manera vas a obtener los mismos resultados. ¿Qué vas a hacer para obtener nuevos resultados? ¿Qué vas a hacer hoy para cambiar tus paradigmas?
 
Hoy es tiempo de dejar de hacer las cosas porque siempre se han hecho así. Es tiempo de soltar lo viejo de tu vida que ha sido estorbo, como malos hábitos, malas costumbres, malos pensamientos acerca de ti. Es tiempo de vestirte de lo nuevo, aprender buenos hábitos, desarrollar conducta ejemplar en el matrimonio, hogar, trabajo o negocio; es tiempo de vivir en libertad y no en esclavitud. Alguien dijo que para Dios fue más fácil libertar a su pueblo de la esclavitud de Egipto que de la esclavitud de sus mentes. ¿Cómo son tus pensamientos?

Rompe con los paradigmas que hay en tu vida, Dios no hizo de ti un mono, Él te hizo a su imagen y semejanza. El te hizo un ganador o ganadora!
 
En amor y liderazgo, Pedro Sifontes Coach Personal

viernes, 1 de octubre de 2010

La Raíz de las Raíces

Rev. Horacio Latté

Vamos a considerar el porqué de las Raíces de Amargura.
¿Por qué razón quedan raíces amargas en nuestras vidas?
Y lo primero que te puedo decir es que una de las causas más importantes, tal vez más definitorias, por las que pueden quedar raíces amargas es la falta de perdón.

Perdonar es una llave en la Sanidad Interior que nos abre paso a la sanidad del alma. La falta de perdón suele hacer que queden en nuestro interior raíces amargas. En Efesios 4:32 leemos: “Mas bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”
Esta es nuestra obligación.
Sin embargo, no parece un trámite tan sencillo, porque si todos pudiéramos perdonar de corazón, fácilmente, no habría tantas personas afectadas con raíces de amargura. Sabemos que el perdón que extendemos es un perdón inmerecido, la persona al que perdonamos no se merece nuestro perdón, así como tampoco nosotros no merecemos el perdón de nuestros pecados que Dios nos dio en Cristo.

El acto sincero de perdón produce alivio, trae paz.
Perdonar es como sacarnos una piedra enorme de nuestra espalda y quitarnos un terrible peso. Ésta es la sensación que experimentamos al perdonar una ofensa. En Marcos 11:25 y 26, la Palabra nos dice que si no perdonamos, Dios no nos perdona. Alguien dijo una vez que “perdonar es recordar las ofensas en paz". Es decir, es algo así como recordar que sí, efectivamente, algo nos pasó y fue doloroso,… pero no obstante, podemos recordarlo sin sufrirlo nuevamente. Los que dicen haber perdonado, pero no tienen paz al recordar el daño se engañan a sí mismos; algunos hasta llegan a decir: “A tal persona la perdoné, pero no me la nombren más en mi vida”. Es evidente que no hubo un perdón verdadero.

Hay personas que vivieron un hecho doloroso y cada vez que lo recuerdan entran en estado de angustia, porque el dolor está ahí vivo, activo, como si recién hubiera sucedido. Somos personas con memoria, con historia; el recuerdo puede estar. Pero una vez que sanamos, ese recuerdo ya no nos provoca signos de amargura. Cuando perdonamos estamos libres del resentimiento.

¿Qué es el resentimiento?….. La palabra se forma con dos elementos: re - sentir, es volver a sentir aquí y ahora con los que me rodean, lo que ya sentí antes y por causa de otra persona. Supongamos que yo me enojo mucho con una persona y le cargo con un montón de culpas: “¡Porque has hecho esto que a mí no me gusta! ¡Estoy muy enojado contigo!” Es aquí y ahora con esta persona, pero le estoy diciendo, y tal vez repitiendo, lo que, en verdad, le correspondía a aquella otra por lo que me hizo hace tiempo atrás.

Hay que revisar con cuidado cuando uno se enoja. En ocasiones hasta vemos la causa justificada: “¡Me enojé con tal persona!, o ¡estoy enemistado con tal persona por esto, por esto y por aquello otro que me molestó”! Y damos las explicaciones del caso. Pero habría que revisar si la causa de este gran enojo o de esta ofensa actual, no tiene una raíz de amargura conectada al pasado y con otra persona. El perdón es, ante todo, algo que sucede en nuestro corazón.

Cuando perdonamos, perdonamos dentro de nosotros. Y no hace falta que esté la persona a la que tenemos que perdonar allí, delante de nosotros. ¿Por qué digo esto? ….Porque a veces, sólo podemos perdonar en el recuerdo, ya que la persona que nos dañó ni siquiera está viva. Entonces el acto del perdón es un acto que sucede, primordialmente, en nuestro interior, en nuestro corazón. Si además, después podemos acceder a la persona involucrada y decirle que la perdonamos, esto es otra posibilidad;….. pero el perdón, ese perdón genuino del que estamos hablando, tiene que surgir dentro de nosotros. A veces sucede que perdonamos a una persona con quien ya no vamos a tener ninguna relación.

Alguien de un grupo al que pertenecíamos antes que nos dañó, o un miembro de la familia que nos robó algo valioso para nosotros……. Y así y todo, también hay que perdonarlo;…. pero el Señor no le manda que se amigue nuevamente con él. Insisto, el perdón es algo que está dentro de nosotros, en nuestro interior; surge desde nosotros hacia aquellas personas que pasaron por nuestra vida y nos lastimaron.

Eventualmente, en nuestro diario vivir, nos vamos a encontrar con personas hirientes a las que vamos a tener que perdonar…… Pero el perdón se extiende aun, cuando la persona que nos dañó, no esté cerca de nosotros. Es conmovedor saber cómo algunas personas pudieron perdonar el horror de los nazis.

Hace poco tuve la oportunidad de leer en un libro el tremendo testimonio de una mujer judía que había sido hostigada de niña en los campos de concentración. Años más tarde, ella conoció a Jesús y tuvo la oportunidad de ir a hablar, después de la guerra, a un lugar donde había alemanes que habían participado de los castigos y las torturas que ella misma había padecido. En esa oportunidad, esta mujer perdonó a sus agresores. Sin embargo, no estaban todos ahí, no estaba cada uno de sus castigadores, pero igualmente los perdonó a todos. Y fue un testimonio tremendo, realmente muy fuerte. Los alemanes que habían sido nazis y estaban presentes, se acercaron a ella a pedirle, personalmente, que, por favor, los perdonara.

Cuando se produce el acto sincero de perdón, el Señor abre los cielos….. Algo pasa en la vida de las personas…… Algo extraordinario pasa en los sentimientos……. Algo se transforma alrededor. Sabemos que no es fácil perdonarlo todo,… pero si perdonamos, la bendición de Dios empieza a actuar de una forma especial sobre nosotros. Otra razón para que broten raíces de amargura es la auto-condenación. Hay personas que viven cargando con su pasado, como si el Señor no las hubiera perdonado. Esto es como no creerle al Señor.

Le quiero compartir un duro ejemplo sobre las terribles consecuencias que se sufren cuando no se recibe el perdón del Señor y se cae en la auto-condena. He ministrado a muchas mujeres que antes de conocer al Señor han practicado abortos; pero luego de recibir a Cristo, se han arrepentido de corazón por lo que hicieron y con dolor en la presencia del Señor.

Sabemos que Él las ha perdonado, sin embargo, muchas de estas mujeres no han aceptado ese perdón. Y esto se pone de manifiesto cuando muchas de ellas no pueden quedar embarazadas. Entonces nos preguntamos: ¿qué pasó?, ¿hay alguna auto-condena?……La temida respuesta es: “Dios no me manda hijos por los pecados que yo cometí anteriormente.” Personalmente he escuchado decir: “Seguro que no quedó embarazada por los abortos.”
Es lamentable que no puedan aceptar el hecho concreto del perdón de Dios. El Señor dice en Hebreos 8:12, “Yo les perdoné sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados”. Éste es el Nuevo Pacto: el Señor ya no va a tener presente nuestros pecados, nos arrepentimos y nos perdonó; estamos en una nueva etapa, iniciamos una nueva vida que Él nos está dando.

Si el Señor es verdaderamente el Señor de nuestra vida, y Él dice que nos perdona, quiénes somos para decir que Él no nos puede perdonar. En Hebreos 12:15 el apóstol Pablo nos dice: "Miren bien que ninguna raíz de amargura los estorbe"…. Pero… ¿a dónde debo mirar? A tu interior, a ese pasado que está molestando tu presente, y te recomiendo que lo hagas ya…. ahora, no permitas que ni un segundo más una raíz amarga moleste tu corazón